EL CERRO TLÁLOC “Se levanta majestuoso al oriente de nuestro Valle de México. Llamábase Tláloc porque sobre él se ponen las nubes que generalmente vienen a llover sobre la ciudad de México en la estación de aguas: así es que suponían que en él residía el dios de las lluvias y que de ahí mandaba a los tlaloques para que derramasen el agua fecundamente y refrescadora sobre México. Añadamos que la de sus vertientes baja en arroyos a fecundar las tierras del antiguo reino de Acolhuacan, y por acueductos que llevaba al cerro de Texcutzinco, lugar de placer de los reyes Acolhua. Simbolizose esto en Coatlinchán levantando en la cañada del agua, que se forma por dos altas montañas entre las cuales corre la que baja de los altos montes que por ese lado rodean el Valle, siendo el principal el de Tláloc, y que dirige su curso al Lago de Texcoco, una estatua colosal de Chalchiuhtlicue de 7 metros de altura, 3.80 de ancho y 1.50 de espesor, que es el ídolo antiguo más grande que conocemos. Desgraciadamente tiene destruidas las manos y estropeado el rostro, y yace tirada en la barranca, maltratada por las mismas aguas de que en otro tiempo fue deidad. Tiene el tocado que de costumbre se pone a la diosa y tiene además el inmenso monolito en las manos un instrumento, que parece debía sonar soplando en él. Los mexica, siguiendo las antiguas tradiciones, tenían gran culto por Chalchiuhtlicue y por Tláloc, y en esto los seguían los Acolhua.”
CHALCHIUHTLICUE Esta es la Señora de las Aguas, la dualidad de Tláloc, la del Acolhuacan y todos sus pueblos Aquí está ella, donde brota el agua, Ahí la imagen de Tláloc se refleja, ahí está presente Las ranas son la fertilidad, la abundancia, la vida misma ellas son Tlacopan, México-Tenochtitlan y Texcoco Los dos brazeros son la dualidad del fuego único, de la energía del origen y lo eterno de lo que somos…
Saúl Espíritu Santo Romero |
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